lunes, 30 de noviembre de 2009

NINFAS EN LA FUENTE

Salvador Dalí -ninfas en la fuente
La delicada e impactante imagen de la muchacha lavándose el cabello sobrecogió al viajero de tal manera y con tal gozo estético como si se tratara de un cuadro de sol naciente. Fue una escena dulce y gratificante clavada en su retina para siempre.
Mesita baja pero, podía ser silla de madera. Encima un librillo lleno de agua y una muchacha doblada con agraciado cuerpo y bombeado en ángulo. Su doblez traslucía pensamientos sin palabra e insinuaba turgentes pechos de traviesa ternura. Su mata larga de liso cabello color miel, caía canelado sobre la palangana como cascada reluciente y en celada por su cara morena, que, chorreante de agua, dejaba traslucir resplandecientes ojos cándidos y graciosas mejillas. Sus manos manipulaban la cabellera y mostraban su tierno cuello bajo el cual se disponía con gracia un esbelto tronco cubierto con camisola al que se sujetan armónicamente por ambos extremos delicados y tiernos hombros. El olor de su piel y de sus cabellos mojados ofrecía a los sentidos verdadera seducción y era tan linda y tiernamente vulgar aquella figura de mujer de cabellera acuosa que despertó, por un instante, la cercanía del deseo y la suspensión de seductores sentimientos. El jovencísimo viajero gozó en aquel momento del derecho a soñar que cada uno se reserva en la soledad de su intimidad.
Más tarde, esta visión la tendrá presente para comprender la fuerza de aquellas imágenes de esquivas e inocentes flores, jovencísimas criaturas, que hicieron latir en el ensueño y con ritmo acelerado, el corazón de tantos, por la voluptuosa hermosura de su pubertad. Este, fue el caso de Lesbia para el latino, Gayo Valerio Catulo; el de Laura para el italiano Francesco Petrarca; el de Beatriz para el poeta Dante Alighieri; el de Alicia para el soñador Lewis Carroll o el de Lola, la nínfula de Vladimir Nabokot.

Pero entonces, se acordó de la contrapartida, el del personaje Perchas de Candel, en "Els altres catalans", que por aquellos días espiaba a las amigas de su mujer mientras se duchaban. Y comprendió que aquello era puro infantilismo al lado de las posibilidades actuales de voyerismo mirón cibernético, como el del malagueño que grababa a mujeres con una microcámara, en los probadores de un almacén comercial. El mirón ocultaba el dispositivo en un zapato vacío que lograba deslizar por debajo de la puerta del vestidor y enviaba las imágenes vía “bluetooth” a un reproductor MP-4 que llevaba escondido en sus bolsillos y que más tarde reproducía por internet. O aquellos "chikanos" (manoseadores) del ciberespacio tokiota que con cámaras adosadas a sus zapatos hacen fotos por debajo de las faldas de las muchachas niponas aprovechando la aglomeración de los metros. Y no hablemos del gran voyerismo comercializado de los programas “realities” de televisión como “Gran Hermano”.
Y que decir del mundo civilizado, que en nombre del derecho a la seguridad, con sus cámaras de video-vigilancia y escanérs corporales repartidos por aeropuertos, bancos, calles o lugares públicos, han endiosado el verbo “Ver”, bajo la excusa del control de los sistemas financieros, militares y transporte.

RÍAS BAJAS

Serpenteantes nieblas recorren la ría de Vigo
Aquellas Rías Bajas melosas y amplias que, en la costa Sur de Galicia suben esbeltas desde la frontera con Portugal hasta A Coruña en el cabo Fisterra, punto magnético del fin de la tierra, desde el que se puede comprobar como cada atardecer el mar absorbe el sol.

Rías que surgidas del ancho dorso oceánico, se internan susurrando en la costa. Requiebros del océano que como zarpa majestuosa y delicada penetra en las tierras para abrazarse a la desembocadura de sus ríos. Éstas, a su vez, en plena simbiosis con el océano, constituyen amplias entradas con éste formando contrafuertes y espinas dorsales. Como buques en pleamar y como mares hechos de piedra forman pequeñas penínsulas rocosas: la del Morrazo entre la ría de Vigo y la de Pontevedra con altura de 628 metros en el monte Domaio o la de A Barbanza entre la ría de Arousa y la de Muros-Noya con altura de 624 metros en Os Forcados.
Rías que siempre ofrecen la belleza de sus flores blancas de espuma como regazos de nuevas afroditas, cuando el océano lanza las erizadas aguas contra sus rocas y acantilados. Rías que sufren pacíficamente en su océano con la llegada del otoño, la purga de algas que cubrirán los arenales de sus costas convirtiéndolas en verdes campiñas. Rías que aguantan con estoicismo el arrastre de plomizas nubes lluviosas y serpenteantes nieblas por los vientos del Sur-oeste, al estar ligeramente encaradas hacia esa dirección.

martes, 24 de noviembre de 2009

DESDE EL HORIZONTE DEL TIEMPO

Nebulosa del Aguila -Messier 16


En instante de eternidad, del presente infinito, era el tiempo que acogía el vacío de las inmensas masas oscuras del caos. El momento congelado se abrió al estallido explosivo de una deforme y polvorienta niebla gaseosa concentrada en el azul tibio que se esparció en el espacio dilatándose incesantemente hacia el rojo opaco. En esta explosión del vacío, pilares granulados de gas y polvo, livianos como volutas de humo aparecieron por ensalmo en la elástica e inmensa extensión arrastradas por vientos radiactivos. Eran espículas, penachos que surgían de la eclosión, protuberancias del flujo de los gases calientes en movimiento vertiginoso de ondas que atrapadas proporcionaban frecuencias a modo de vibraciones sonoras. La explosión atravesó el sideral universo a velocidades astronómicas y con movimientos multidimensionales, acompasados de armónicos impulsos rítmicos se deslizaba por el universo etéreo del cosmos en un encaje de brumas de cimas y valles. A modo de aliento, en el más allá sobrecogedor, resoplaba y se expandía la nebulosa hacia lo desconocido, hacia todo aquello que se salvó en la memoria del estruendo.

jueves, 19 de noviembre de 2009

SIGUIENDO EL HILO SOBRE EL TIEMPO

(Editado 19/11/09) Escrito 2/4

Siguiendo el hilo de la “intención sobre el blog” prometí decir algo referente a las “reflexiones sobre el tiempo”. El 12 de marzo-09 publiqué el primer escrito de cuatro (1/4). Han transcurrido varios meses y aunque no he recibido mucha respuesta críticas a mis opiniones (¿es posible que no interesen mucho o yo me exprese mal?) sin embargo, no he dejado de reflexionar. En este segundo escrito de cuatro, el 2/4, transcribo de forma somera el tiempo a través de los escritores e investigadores que han pensado sobre ello. Espero vuestros “POSTS” y comentarios.


TIEMPO COMO REALIDAD ESTÁTICA E INMÓVIL

-Parménides de Elea (510 a.C.-450 a.C.). El tiempo se asocia al concepto de eternidad y poco importa donde empiece porque siempre vuelve al inicio y ocupa en su totalidad sus límites y como indica Meliso de Samos, su discípulo, “el ser siempre es, siempre fue y siempre será”, porque la eternidad no fue ni será, sino que “es” y como tal es uno, continúo, entero y acabado por todas partes a modo de una perfecta esfera que se equilibra a sí misma y ocupa todos sus límites. La eternidad, es el tiempo ya dado en su totalidad. Es el ser que no puede ser pensado ni nombrado y en quien, sujeto y objeto son idénticos a sí mismo. En contraposición, la realidad sensible es el cambio y por tanto es lo ilusorio y la multiplicidad, que es lo mismo que decir no-es y sólo se le atribuye cierta imitación lejana y externa de aquella eternidad. En consecuencia, el orden de la razón no puede coincidir con el orden de lo real. Podemos decir que Parménides quedó hipnotizado por el Ser.

-Platón de Atenas (427 a.C.-347 a.C.). Recogerá este dualismo irreversible, el uno es y el uno no-es, y defenderá como Parménides que el único mundo que “es”, es el ser eterno, la eternidad, el “tiempo eterno” como tiempo que permanece en un presente absoluto. Platón le llamará el mundo de las ideas que, más allá de nuestros sentidos y del efecto de los acontecimientos, la physis, es el marco infinito que da la explicación del movimiento y por el cual puede ser concebida el mundo de lo sensible. A diferencia del eleata que defiende que la realidad sensible es pura ilusión-imitativa del mundo del ser, Platón le añade pues, una cierta relación de “participación” con el mundo ideal. Por ello, todo lo que aprendemos es recuerdo, reminiscencia de las ideas innatas porque no hay conocimiento si previamente, no hemos olvidado.

Así la eternidad hará participante de sí, al mundo de la apariencia, de la imagen móvil, al que pertenece el tiempo de la duración, que surgido con el universo, guarda las magnitudes temporales, ordena el movimiento cíclico de las estaciones, de los días, meses y años y es por tanto manifestación de los acontecimientos. La eternidad es pues, el fundamento del tiempo sensible porque el orden de lo real participa del orden de la razón, el tiempo absoluto que está fuera de nuestros sentidos. Y es que Platón por su experiencia vivida, siente que el mundo de la idea siempre encaja mal con el mundo real. Si en el diálogo de Teeteto” refuta a Heráclito, en el de “Sofista” critica a Parménides y en el diálogo de “Fedón” ya duda si las ideas están en las cosas o las cosas están en las ideas. Por eso, con sentido auto-crítico, en su diálogo de “Parmenides” defiende con timidez cierto dualismo: la realidad es tanto ser (mundo de la idea) como no-ser (mundo de la physis).

Sin embargo, el que uno es y el uno no-es, que lo positivo no puede separarse de lo negativo y que lo idéntico y lo diverso pertenecen ambos al ser, será en Platón la vivencia de una trágica paradoja que tendrá incorporada en sus carnes mentales. Tragedia nacida en la necesidad de intentar fundamentarse en lo firme, en lo sólido, por ello elige la esencia, el orden eterno de la idea pero simultáneamente, lo exorciza y lo domestica como condición para aceptar esta realidad sensible porque le interesa el mundo sensible, el caos y la realidad de la physis. Es la tragedia de la alteridad como dualidad irreversible: el espíritu busca la idea, lo racional, lo firme, pero la carne vive lo sensible, lo irracional, lo inestable.

TIEMPO COMO REALIDAD DINAMICA Y MOVIL

-Heráclito de Efeso (535 a.C.-484 a.C.) El ser deviene en un proceso de cambio: el “es” es nacimiento y el “no-es” es destrucción. Esto es aquello, y de nuevo por el movimiento, aquello es esto. La razón de todo es el ser cambiante y en consecuencia, el tiempo como imagen de la eternidad es devenir y fluir. Y así como en el círculo se confunde el principio y el fin, todo es uno y lo mismo porque lo que se opone se une.

Pero este eterno retorno, la perpetua circularidad, este cambio constante esta regido por el logos, por la inteligencia, que hace que los opuestos constituyan una unidad armónica a semejanza del ajuste de fuerzas opuestas que mantiene tensa la cuerda del arco. Y así “todo surge conforme a medida y conforme a medida se extingue”, porque la estructura de contrarios es propia de la naturaleza y la sabiduría es seguir la naturaleza. En Heráclito, al contrario de Parménides, el orden de la razón coincide con el orden de lo real.

-Demócrito de Abdera-Tracia (460 a.C. -370 a.C.) La realidad en el ámbito físico del fenómeno, se debe a la conjunción de dos elementos infinitos, eternos y no generados, contrarios pero entre si necesarios. Lo que “es”, es lo lleno, lo sólido son los átomos indivisibles, extensos y diferenciados en forma, tamaño, posición y orden. Y lo que ”no-es”, “es” el vacío que es lo sutil y es el espacio entre átomos. Y así, aparte de átomos y vacío, nada existe.

El movimiento eterno de los átomos en el elemento del vacío, en un azar de diferentes reacciones combinatorias genera la diversa, cambiante e infinita realidad. La realidad no es el resultado de la pluralidad de los átomos sino la combinación de ellos. Así, sin ningún tipo de finalidad (teleología), nacimiento y muerte se realizan sin producir perdida de los elementos que componen los entes. Y como se dirá en termodinámica “nada se crea ni se destruye sólo se transforma”. Es un materialismo mecanicista, en que el todo es el hecho eterno del cambio real y el espacio-tiempo es donde se verifica y mide esta realidad generada por la combinación.
Lucrecio (99 a. C.-55 a.C.) en su poemario "De rerum natura" lo continuará en Roma.

-Aristóteles, el Estagirita (384 a.C. -322 a.C.) Apasionado por la existencia de lo tangible, de lo dado como algo que emerge a la luz, piensa que el mundo de la apariencia de su maestro Platón y que él denomina physis, debe la realidad a-sí-mismo y no a algo abstracto más allá de ella, a una causa primera o “fundamento último”. El Estagirita, en contra de las ideas de Platón, justificará el cambio y lo concebirá como forma-de-ser para realizar la superación de la antinomia “ser” y “no-ser, el todo y la nada, lo variable y lo invariable, lo espiritual y lo sensible. Por el cambio será posible la auto-creación.

El hilemorfismo será la base de su explicación por la cual, la realidad cambia, según su naturaleza y en cumplimiento de su propia finalidad (teleología). Según el análisis hilemórfico el ser es la realidad descomponible de lo invariable o permanente en sus diversas modalidades (esencia, sustancia, forma, potencia y causa) y de lo variable o mutable en sus respectivas correspondencias (existencia, accidentes, materia, acto y efecto). Pero, ya que el ente-objeto es real pero su representación es subjetiva, Aristóteles crea la noción lógica de la analogía que le permitirá comparar y conectar los entes-objetos en sus semejanzas y diferencias. Ello lo hará a la inversa de su maestro: es el mundo sensible quien abrirá a lo inteligible, lo concreto quien conducirá a lo abstracto y lo particular quien lo relacionará con lo universal.

El tiempo, íntimamente relacionado con el cambio en Aristóteles, no será pues, aquella eternidad de las ideas sino el marco, previamente dado, que contendrá y fundamentará los acontecimientos en sucesión. Será a través del cambio en duración, como se manifiesta el tiempo y sus aspectos: el pasado, que ya no es, el futuro que todavía no es y el presente que tampoco es propiamente porque en la medida que fluye es un instante que posee duración. Ello nos remite a lo uno y lo múltiple, a la identidad y la diferencia. El tiempo será eternidad pero como movimiento total y continuo e infinito en potencia y la conciencia verificará, dará sentido y procesará la operación del movimiento en el tiempo.

Y a quien es movido a su vez por otro, tendrá que aplicársele el principio de la causalidad pensamiento que nos conduce al “primer motor” inmóvil y continuo como la esfera que no tiene comienzo ni fin. Será la esencia sin existencia, la sustancia sin accidentes, el acto sin potencia y la forma sin materia. En consecuencia, como “primer motor” es perfecto y autosuficiente por ello se basta y se conoce a sí mismo y no necesita a nadie ni a nada y no se relaciona con creación alguna. Es el eterno sordo-mudo que el contexto judeo-cristiano, por necesidad religiosa de dependencia, lo concebirá como creador ex nihilo, aunque no siempre llegue el dolor de la criatura a sus tapados oídos. Sin embargo como nos dice Aristóteles, la materia como ser que ya existe como algo incuestionable, es también “el lugar del deseo” por eso, este “primer motor”, acto perfecto e inmóvil, siempre será el deseado por el mundo que se mueve en una aspiración abierta a la plenitud y se mueve continuamente en la vía de la finalidad. Así es como el “primer motor” se convierte en el deseado que el tomismo será el creador.

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Esta breve reseña de los pensadores griegos sobre el tiempo, hemos comprobado que conduce al sentido ontológico del SER como categoría deíctica insustituible en la filosofía. Es en el sentido de fisura de tensión escurridiza entre ser y no-ser por donde transcurre todo el pensar filosófico. Aunque, como verbo propio de las lenguas indoeuropeas, los gramáticos lo califican de auxiliar, hemos visto que es una noción polisemia que expresa: contenido de la realidad del significante en proceso, acción o estado, hace posible el pensar de la identificación (A es A) y se balancea en igualdad con el no-ser.

Es verdad, que Parménides se dejó fascinar por el “ser” e inició la prohibición de tomar como real el camino del “no-ser”, pero Platón consideró la oposición con cierto sentido de tabú personal pues lo sensible, que aceptaba, no le servía para fundamentar la razón y lo hará como proyección que se contempla a sí misma. Fue Aristóteles que recupera la dualidad opuesta cuando defiende que el no-ser es la potencia del ser, que es acto, aunque lo acepta con cierta tragedia porque la potencia del no-ser testimonia que la completa racionalización de lo real todavía es imposible.


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-Galileo Galilei (1564-1642). Estudió el problema de la velocidad instantánea de un cuerpo en movimiento suscitando el problema del cálculo infinitesimal y a partir de él, la noción de tiempo-espacio se enfocará desde una perspectiva física como parámetro valedero para todo movimiento cuyas características serán continuidad, homogeneidad e ilimitación.

TIEMPO COMO PARÁMETRO “A PRIORI”

-Isaac Newton (1643-1727). Los conceptos de tiempo-espacio son realidades por-sí absoluta y diferenciada de la propia realidad material y se conciben como parámetros matemáticas. Sin referencia a nada externo, se convierten en un marco vacío que permanece semejante e inmóvil y sin referencia teleológica. Sólo sus variables, la “sucesión” para el tiempo y la “extensión” para el espacio son las que atañen a la existencia verdaderamente concreta, propio del mundo físico y por tanto algo propiamente relativo.

-Gottfried Leibniz (1646-1716). Si las mónadas para su contemporáneo son, en el ámbito metafísico, las formas últimas del universo, substanciales, eternas e individuales y reflejos de todo el universo en una armonía pre-establecida, el tiempo es un concepto intelectual porque es la relación de las cosas no simultaneas, entre el antes y el después. El espacio y el tiempo, más que realidad, constituye “la forma de ordenar” los sucesos por el observador. Es pues, el orden de las sucesiones.

-Immanuel Kant (1724- 1804). El tiempo con el espacio son el marco vacío (Newton) y sin realidad propia (Leibniz), Constituyen la condición formal “a priori”, trascendentalmente ideal de toda percepción posible de objetividad de los fenómenos de la movilidad, que se suceden de modo consecutivo. Sólo posee validez objetiva en relación a los fenómenos objetos de nuestros sentidos y por consiguiente sólo es la condición subjetiva de nuestra humana intuición. Desde el punto de las categorías son la representación necesaria, o formas a priori, base de nuestra intuición pura, la única que puede, bajo su función sintética, ofrecer juicios.


TIEMPO COMO DESPLIEGUE DE LA CONCIENCIA

-Friedrich Hegel (1770-1831). El tiempo-espacio es inseparable y en sí intemporal pero no como marco previo formal a los acontecimientos en devenir, es el devenir intuido como principio mismo del yo y por tanto goza de la temporalidad. Es pues, pura autoconciencia y el despliegue dialéctico es la epifanía del espíritu, esto es de la idea. Hegel supera de nuevo la escisión entre sujeto y objeto, entre el yo y la naturaleza y retoma de nuevo la realidad dinámica y móvil del tiempo.

-Henri Bergson (1859-1941). En contra del positivismo que reduce el tiempo a una forma de espacio, en el cual los estados cualitativos de conciencia se yuxtaponen a modo de pura ordenación o sucesión cuantitativa homogénea, para Bergson el tiempo se representa como duración que implica memoria y pensamiento, o sea, Conciencia. Se trata de la penetración del tiempo-espacio en lo internamente vivido, en el estado de conciencia que se funden en una unidad convertida en duración que enlaza el presente con el pasado y el futuro. Esta duración como tiempo real de la conciencia significará tradición pero también novedad e invención, en una palabra, auto-creación indefinida. El aspecto ontológico del tiempo se expresará en los seres vivos como epifanía de la imprevisible novedad del impulso creador (l’elan vital). Este, como conciencia irrepetible e irreversible, es el tiempo auténtico o real, en contra del tiempo especializado o abstracto que contempla la realidad repetible y reversible, propio de la ciencia física o matemática.

-Gaston Bachelard (1884-1962). El tiempo es vivido como dimensión esencial de subjetividad por lo que significa discontinuidad, es decir, Ritmo. Por ello, el cronómetro es el tiempo de “otro tiempo” que no puede medir nuestra duración. La duración sólo sería una metáfora.

TIEMPO COMO COTIDIANIDAD EXISTENCIAL

-Martin Heidegger (1889-1976). El ser que se origina en el presente está íntimamente dependiente del tiempo. Influido por Kierkegard y Nietzsche habla del “ser del tiempo” que es la cotidianidad existencial del ser humano, el “ser-ahí” que deberá convivir, por su condición de “ser en el mundo”, con otros seres-ahí; es pues, existencia compartida. Los “tiempos del ser” es la historicidad, el conjunto de vivencias que experimenta el “ser-ahí”, como proyección fenomenológica de la dimensión ontológica de la temporalidad. Esta a través de la respuesta “cognoscitiva” del ente, es consciente de su propia contingencia, que le conducirá al nihilismo, esto es, al ser-ahí para la muerte. Heidegger en su discurso humanista reduce al hombre a la proyección de sus funciones en el mundo y justifica su esencia realizando responsablemente su existencia que la contemplada a través de la filosofía.


TIEMPO COMO RELATIVIDAD

En el S. XX con la teoría de la relatividad en 1905, la relación tiempo-espacio se desvincularán de la filosofía y se convertirán en conceptos importantes de la física moderna y surgirán conceptos como dilatación del tiempo, contracción de la longitud en el espacio, equivalencia entre masa y energía, cuántica de campos. Las entidades tiempo-espacio, conectados por la velocidad de la luz estarán unidos al cambio, al movimiento y serán las variables independientes de leyes físicas, químicas y biológicas. Su enfoque físico cuántico comportará un conjunto de simetrías mutuas en una estructura unificada del universo macro, el de gran escala y micro, el de pequeña escala, que colocará el tiempo y el espacio en igualdad de condiciones e indisolublemente relacionados. La materia surgirá de estas estructuras espacio-temporal a partir del vacío cuántico. En consecuencia, se elimina la causalidad determinista del tiempo y se relega el tiempo absoluto de Newton que sólo permanece para masas que viajen a pequeñas velocidades respecto a la velocidad de la luz.

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N.B. El tercer escrito, el 3/4, será “Personajes del tiempo axial” y el cuarto, 4/4 y último, versará sobre “Representaciones del tiempo”.
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Espero vuestros “Posts” y comentarios.


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jueves, 12 de marzo de 2009

REFLEXIONES SOBRE EL TIEMPO

Escrito 1/4

En la juventud nos enseñan a recordar y en la adultez estamos forzados a olvidar y así nos acostumbran a fraccionar en disyuntiva: recordar u olvidar. Sin embargo, nos cuesta asociar y desatendemos que ambos estados no se contradicen sino que se aúnan porque el adulto intenta recordar cuando olvida y el joven procura no olvidar cuando recuerda. Analizamos, pero nos cuesta captar el todo.

Siempre procedemos como si nuestros estados de conciencia actuasen en nuestro interior de forma mecanicista y no intuimos que el origen de nuestras acciones es el yo interior profundo donde no hay diferenciación de motivos, sentimientos y decisiones sino que cada uno representa el espíritu entero, que es quien determina con plena libertad. El cambio es lo más sustancial y duradero que el ser tiene y es el otro lado de lo fijo, que no es más que un estado entre cambios.

Esta actitud de partición es una actitud generalizada y la encontramos también en el estudio del tiempo, tema fundamental en el nexo filosofía y ciencia: conocimiento del ser en el mundo y ciencia del universo. Y así, el tiempo aún percibiéndose como algo fácil por la cotidianidad de su experiencia, es difícil en su expresión por la dificultad de la palabra apropiada y por las constantes disociaciones con las que se formula.

Estamos convencidos que si todo cambia nada existe y que si la realidad es flujo escapa al pensamiento y por ello la historia de la filosofía del tiempo transcurre en rebotes continuos entre la idea de lo inmutable y del cambio, entre la unidad y la multiplicidad, como si de conceptos antagónicos y contrarios se tratara y de los que sólo, deba decidirse por uno.

Son dos líneas muy marcadas a nivel de pensamiento: Occidente sufre el cambio como algo externo y elucubra sobre la esencia de la realidad y del ser humano; Oriente vive en el cambio como algo propio y se interna en el descubrimiento cambiante de la realidad y del ser humano.

Intentaré reflexionar sobre ello.

viernes, 27 de febrero de 2009

Escribir divirtiéndose.

Escribir divirtiéndose,
es hallar la memoria de la permanencia en la ausencia del olvido.
Cito un párrafo de un escrito mío que explica el motivo de la frase de arriba. Deseo que sea de utilidad y espero vuestras opiniones.

“Tenía que aprenderlo todo de memoria; le habían lanzado a memorizar. Pero para él la capacidad del cerebro de almacenar no era una realidad. Tenía la impresión personal que todo en él, era un continuo presente porque al segundo se había olvidado de cualquier cosa aprendida. Siempre que veía a alguien lo veía por primera vez, no importaba que lo hubiese visto toda la vida; si leía un libro lo leía en aquel momento, aunque lo hubiese leído mil veces; si caminaba por una acera, lo hacía como si fuera diferente aunque la hubiera recorrido cientos de veces; si disfrutaba de una película, sólo le quedaba la sensación porque bien pronto se le evaporaba el argumento.

Todo se introducía en su mente pero se detenía, como si se posase sobre una ciénaga que lo engullía todo en la oscuridad del olvido y se mostraba como si no hubiese estado nunca. Así, aunque prestaba atención y repetía con interés, recordaba con dificultad y sobre todo olvidaba con facilidad pasmosa. En él, todo era “tabula rasa” y no había abertura de nada al recuerdo. Cuantas veces, se encandilaba en el milagro que representaba la memoria del “dejà vu”: ver a una persona y imaginársela como alguien ya conocida, leer un libro y recordarlo como si lo hubiese leído con anterioridad, ir por una calle nueva y evocarla como algo ya visitada en otro momento o recordar en sueños las lecciones del próximo examen.

Pero no, en él, sólo funcionaba la simple excitación transitoria de la sinapsis de la memoria a corto plazo (la memoria cache) y nunca se le excitaba y menos le funcionaba la activación de genes y síntesis de proteínas para la memoria a largo plazo (la memoria ram). Su memoria sólo se ponía en funcionamiento a modo del animal, como respuesta a las inmediatas necesidades.

Sin embargo, esta disfunción era su fuente de novedades y de recreaciones porque cada vez todo era nuevo y su fuerza para avanzar lo conseguía en el esfuerzo personal de su perseverancia. Cuando no comprendía un problema hacía un esquema y escribía un resumen de la cuestión, porque para él escribir era la lucha contra el olvido y la disciplina para la memoria. Así funcionaba su modo de proceder en los tediosos estudios de infinitas asignaturas que se repetían tan inconsistentemente como se olvidaban. No recordaba nada que no tratase de recordar mil veces en la forma más particular posible.

Sus haikus personales, epigramas en forma de chuleta o ideogramas con significado, era su heurística para resolver sus problemas de memorización. Y si el problema era abstracto intentaba comprenderlo con un ejemplo concreto. Y así lo re-escribía todo en resumen y breves croquis como si fueran rótulos estudiantiles que intentaba memorizar, trabajando cada palabra como si el mundo dependiera de ello. A fuerza de repetir y machacar siempre afloraba cierta memoria por lo menos para pasar el obligado examen.

En esto, consistía su forma individual de avanzar. La repetición y la lectura era su salvación, pues sin tener que dar cuentas a nadie le servía para descubrir nuevos puntos de vista. Y aunque lo olvidase por completo y se le borrase de la memoria, la mella, el poso y el sedimento que dejaban en su inteligencia eran suficientes. Por ello la lectura se convertía un acto placentero y creativo. Su estructura mental avanzaba con la fluidez del cambio y hallaba la riqueza en la repetición y en la variedad. Había aceptado la naturaleza impermeable y transitoria de las cosas en lugar de aferrarse a formas fijadas y categorías impuestas.

Su memoria débil le hacía penetrar en la riqueza del presente sin dejarse embaucar por la facilidad y la seguridad. Donde no hay nada de don, todo es voluntarismo y actitud constante de ser en estado de hacer. Llegó a interiorizar que lo importante en todo aprendizaje era la dedicación y la constancia. Porque es el esfuerzo el que hace que la flecha se dispare sola y se acordaba de aquel aforismo: “la ciencia se puede aprender de memoria pero la sabiduría no” (Sterne)”.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Como las inclusas.

Como las inclusas de un canal salvan diferencias de nivel, el tiempo pone al alcance de las criaturas con solución de continuidad la exploración de épocas distintas, las unifica en su sentido real, aclara verdades de otros periodos de la vida difíciles de comprender y facilita la evocación del pasado al presente en una proyección de futuro. Por que pasado y futuro existen “ya” en el presente en relación inter-actuante espacio-tiempo.

El tiempo es ave.

Porque el tiempo es ave que escapa de las manos, corre tan deprisa que arrastra el viento y va tan lento que el horizonte le atrapa, pero siempre deja el recuerdo vivo y permanente y selecciona la realidad y la recrea. Posee la información y la creatividad para diseñar el propio espacio. Es trovador, juglar, aedo y bardo de la palabra y de historias que hechizan la mente. Es el mensajero de blancas y largas barbas que permite construir la adecuada visión del mundo.

Todo tiene su tiempo.

Todo tiene su tiempo:
hay tiempos
de paz y de guerra,
de amor y de odio,
de perros y de discordias,
de recuerdos y de olvidos.
Tiempo para hablar y callar.
Tiempos de pausa,
de muertos y vivos.
Tiempos tristes y alegres,
absurdos, revueltos y buenos,
oportunos e inoportunos.
Tiempo para ganar y perder,
para conservar y arrojar.
Las cosas a su tiempo:
tiempo al tiempo,
porque quien las ordena es él
y pone a cada uno donde se merece.