miércoles, 25 de febrero de 2009

El tiempo es ave.

Porque el tiempo es ave que escapa de las manos, corre tan deprisa que arrastra el viento y va tan lento que el horizonte le atrapa, pero siempre deja el recuerdo vivo y permanente y selecciona la realidad y la recrea. Posee la información y la creatividad para diseñar el propio espacio. Es trovador, juglar, aedo y bardo de la palabra y de historias que hechizan la mente. Es el mensajero de blancas y largas barbas que permite construir la adecuada visión del mundo.

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