lunes, 30 de noviembre de 2009

RÍAS BAJAS

Serpenteantes nieblas recorren la ría de Vigo
Aquellas Rías Bajas melosas y amplias que, en la costa Sur de Galicia suben esbeltas desde la frontera con Portugal hasta A Coruña en el cabo Fisterra, punto magnético del fin de la tierra, desde el que se puede comprobar como cada atardecer el mar absorbe el sol.

Rías que surgidas del ancho dorso oceánico, se internan susurrando en la costa. Requiebros del océano que como zarpa majestuosa y delicada penetra en las tierras para abrazarse a la desembocadura de sus ríos. Éstas, a su vez, en plena simbiosis con el océano, constituyen amplias entradas con éste formando contrafuertes y espinas dorsales. Como buques en pleamar y como mares hechos de piedra forman pequeñas penínsulas rocosas: la del Morrazo entre la ría de Vigo y la de Pontevedra con altura de 628 metros en el monte Domaio o la de A Barbanza entre la ría de Arousa y la de Muros-Noya con altura de 624 metros en Os Forcados.
Rías que siempre ofrecen la belleza de sus flores blancas de espuma como regazos de nuevas afroditas, cuando el océano lanza las erizadas aguas contra sus rocas y acantilados. Rías que sufren pacíficamente en su océano con la llegada del otoño, la purga de algas que cubrirán los arenales de sus costas convirtiéndolas en verdes campiñas. Rías que aguantan con estoicismo el arrastre de plomizas nubes lluviosas y serpenteantes nieblas por los vientos del Sur-oeste, al estar ligeramente encaradas hacia esa dirección.

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